EL
TRATAMIENTO PSICOLÓGICO DE ADICCIÓN A LA NICOTINA
Elisardo Becoña Iglesias - Universidad de
Santiago de Compostela.
Papeles del Psicólogo, 2003. nº 85, pp. 48-69
-
Introducción
-
Abordajes para que los fumadores dejen de fumar y papel del
Tratamiento Psicológico
-
Historia del tratamiento de fumadores en otros países y España
-
Tipos de Tratamiento
Psicológico
Consejo mínimo
y procedimiento de autoayuda
Tratamiento clínico o
especializado
Tratamientos combinados: Psicológico y Farmacológicos
Tratamientos de la
comorbilidad
Programas comunitarios
-
Eficacia del
Tratamiento Psicológico
-
Revisiones y Meta-análisis
-
Guías Clínicas
-
Utilización del Tratamiento Psicológico en España para el Tratamiento
de Fumadores
-
Barreras existentes para una mayor difusión del Tratamiento
Psicológico para los fumadores en España
-
Conclusión
-
Bibliografía
-Tabla1.
Hechos más relevantes de la historia de los fumadores a nivel
internacional
-Tabla2. Hechos más relevantes de la historia del tratamiento
de los fumadores en España: 1970-actualidad
-Tabla3. Los 10 programas más efectivos para dejar de fumar a
los 12 meses, según la revisión de Schwartz (1987), cuando se dispone
de 6 o más estudios
-Tabla4. Revisión de la eficacia de los tratamientos para dejar
de fumar en función de la odds ratio entre los grupos de tratamiento y
control
-Tabla5. Resultados de estudio meta-analíticos que examinan
características de los tratamientos
-Tabla6. Hallazgos más importantes para las intervenciones
intensivas de la guía de la AHRQ de 2000
-Tabla7. Tratamientos recomendados para la dependencia de la
nicotina por la Guía Clínica para el Tratamiento de la dependencia de
la nicotina de la American Psychiatricn Association (1996)
-Tabla8. Intervenciones para el manejo de la adicción a la
nicotina del Informa del Surgeon General (2000)
-Tabla9. Recomendaciones para los especialistas en dejar de
fumar de la Smoking cessation guidelines for Health Professionals. A
guide to effective smokng cessation interventions for the health care
system (1998)
-Tabla10. Índice de contenidos más relevantes de la Guía de
procedimientos para ayudar a los fumadores a dejar de fumar del Comité
Nacional de Prevención del Tabaquismo (2001)
INTRODUCCIÓN
Fumar
cigarrillos constituye actualmente el problema más importante de morbi-mortalidad
de los países desarrollados, que podría ser evitado si los que fuman
abandonasen tal hábito (Peto, Lopez, Boreham, Thun y Health, 1998). En
España murieron prematuramente por consumir cigarrillos 55.613
personas en 1998 (Banegas, Díez, Rodríguez-Artalejo, González,
Graciani y Villar, 2001). Y este número no deja de crecer cada año que
pasa. Aunque en los últimos años ha descendido la prevalencia del
número de fumadores, todavía fuma el 34.4% de la población de 16 o más
años (42.1% varones y 27.2% mujeres) (Ministerio de Sanidad y Consumo,
2002).
Las
distintas medidas para el control del tabaquismo, entre los que están
los programas de tratamiento para los fumadores, se han ido poniendo
en marcha en los distintos países conforme los informes científicos
indicaban consistentemente la relación entre fumar y problemas de
salud. Poco a poco, aunque de modo lento por la fuerte presión en
contra de la potente industria tabaquera, las administraciones
sanitarias de los distintos países han ido poniendo en marcha
distintas medidas para que las personas no se inicien en el hábito de
fumar y para ayudar a los que fuman a que dejen de hacerlo. Es sin
duda a partir del informe del Surgeon General norteamericano de 1964 (USDHHS,
1964), conocido como el informe Terry, que estuvo precedido del
informe del Real Colegio de Médicos de Londres del año 1962 (Royal
College of Physicians, 1962), cuando en los países más desarrollados
se empiezan a poner en práctica medidas efectivas para su control y
consiguiente ayuda y tratamiento para que los fumadores dejen de
fumar.
En
este contexto, los tratamientos psicológicos efectivos para tratar a
los fumadores surgen en los años 60, de la mano de las técnicas de
modificación de conducta, y se expande en los años 70 (ej.,Schmahl,
Lichtenstein y Harris, 1972). Desde esos primeros momentos hasta el
día de hoy, se han ido desarrollado tratamientos psicológicos
efectivos, con técnicas tan conocidas y utilizadas como son las
técnicas psicológicas conductuales, cognitivas, motivacionales y de
prevención de la recaída (ver Orleans y Slade, 1993; Schwartz, 1987;
Niaura y Abrams, 2002). La relevancia y eficacia de estas técnicas de
intervención y tratamiento con los fumadores es tal que hoy
constituyen la base del tratamiento psicológico de los fumadores, en
los distintos tipos y formatos, e incluso en muchas ocasiones son un
complemento imprescindible del tratamiento farmacológico para que éste
funcione, aunque no siempre se indica claramente que es tratamiento
psicológico, sino que se disfraza con otros nombres. En todo caso, hoy
disponemos de una experiencia con el tratamiento psicológico de los
fumadores de más de 40 años, con cientos y cientos de estudios donde
sistemática y consistentemente han mostrado su eficacia, efectividad y
eficiencia (ej., Fiore et al., 1996, 2000).
En la
base del desarrollo y eficacia del tratamiento psicológico está el
hecho de que fumar es una conducta que se explica fundamentalmente, y
en primer lugar, por los factores sociales de disponibilidad,
accesibilidad y publicidad; en segundo lugar, por factores
psicológicos de reforzamiento y procesos cognitivos; y, en tercer, y
último lugar, por la dependencia fisiológica de la nicotina (Pomerleau
y Pomerleau, 1984). Aunque en los últimos años en algunos sectores se
pretende un reduccionismo fisiológico para la explicación de esta
conducta, la de fumar cigarrillos, auspiciado por los intereses de la
industria farmacéutica que oferta productos para su tratamiento, este
reduccionismo no tiene base científica ni apoyo empírico, porque los
componentes sociales, psicológicos y fisiológicos están claros para
explicar por qué las personas fuman, han fumado o van a empezar a
fumar (USDHHS, 1994). Para el abandono de los cigarrillos y para
mantenerse abstinente a corto, medio y largo plazo, es necesario tener
en cuenta todos estos factores, así como para explicar, también, el
comportamiento de consumo o no consumo tanto en adultos, como en niños
y adolescentes. Como consecuencia, aunque se utiliza cada vez más la
denominación de dependencia de la nicotina (American Psychiatric
Assocation, 2000), utilizaremos predominantemente la de adicción a la
nicotina (Maddux y Desmond, 2000).
Dado
que la psicología es la ciencia que estudia el comportamiento humano,
no podía ser de otro modo que su aportación al conocimiento,
prevención y tratamiento de ese tipo de hábito tan específico y tan
fácil de observar y definir (la conducta de fumar) llevase al
desarrollo de técnicas efectivas para su control y tratamiento.
A
continuación se analizan los tipos de tratamiento psicológico, su
eficacia y las barreras a su mayor difusión.
ABORDAJES PARA QUE LOS FUMADORES DEJEN DE FUMAR Y PAPEL DEL
TRATAMIENTO PSICOLÓGICO
Son
varios los abordajes existentes para que los fumadores dejen de fumar,
que se resumen en los siguientes tipos:
1.
Convencer a los fumadores para que dejen de fumar por sí mismos (a
través de mensajes en los medios de comunicación, campañas públicas
informativas, restricción del consumo, incremento de precios, etc.).
2.
Convencer a los fumadores para que dejen de fumar con consejo mínimo
(médico, psicológico, farmacéutico, de enfermería, etc.).
3.
Proporcionarle procedimientos de autoayuda de tipo psicológico
(manuales, folletos, teléfono, etc.).
4.
Sugerirle al fumador, a través de su médico (de atención primaria o
atención especializada), que deje de fumar con ayuda farmacológica.
5.
Acudir a un tratamiento especializado, especialmente los fumadores más
dependientes, donde la elección será o bien un tratamiento psicológico
exclusivamente, o bien una combinación de un tratamiento psicológico y
otro farmacológico.
6.
Acudir a un tratamiento especializado para tratar la dependencia de la
nicotina y la comorbilidad psiquiátrica y comportamental asociada (en
aquellos casos donde ocurra esto) y donde el tratamiento será un
tratamiento psicológico o una combinación de un tratamiento
psicológico o psiquiátrico.
El
abordaje psicológico interviene en 5 de las 6 estrategias anteriores,
y en muchos casos, el psicólogo es el profesional mejor formado
específicamente para ello, ya que es el que tiene los conocimientos
técnicos especializados para llevar a cabo ese tipo específico de
intervención o tratamiento. Sin embargo, en los últimos años, se
aprecia la utilización descafeinada y, con mucha frecuencia,
descontextualizada, de estrategias psicológicas (como ocurre por
ejemplo, en el tratamiento especializado de fumadores, o en el caso de
existencia de otros trastornos psicopatológicos asociados a la
dependencia de la nicotina). También podemos encontrarnos con
intervenciones sesgadas y mal utilizadas por el desconocimiento de
algunos profesionales no psicólogos que utilizan denominaciones que
son inadmisibles desde la esfera psicológica. Un claro ejemplo lo
podemos encontrar en España cuando en el campo médico se habla, y se
dice que se actúa, bajo la denominación de "apoyo psicológico". El
apoyo psicológico como técnica especializada solo podría llevarse a
cabo por un psicólogo o profesional de la salud mental especializado.
En el mismo sentido, el apoyo médico sólo puede llevarse a cabo por el
médico, el apoyo farmacéutico por el farmacéutico, etc.
Quizás lo que subyace a lo anterior es que el tratamiento psicológico
es imprescindible en el tratamiento de fumadores, como de hecho lo es,
aunque no se quiera reconocer la necesidad de que sea el profesional
especializado, el psicólogo, el que lleve a cabo ese tipo de
intervención, bien sola o complementando el tratamiento farmacológico
para que éste sea efectivo.
Ya
dentro del tratamiento psicológico, son psicólogos todos los que han
desarrollado procedimientos hoy imprescindibles para el tratamiento de
la adicción a la nicotina, como es el caso de la entrevista
motivacional (Miller y Rollnick, 1992), tan importante para el consejo
como para el tratamiento especializado de fumadores en la actualidad;
son psicólogos los que han desarrollado el modelo de los estadios de
cambio de los fumadores, estadios que nos permiten organizar los tipos
de intervención con los fumadores (Prochaska y Diclemente, 1983); son
psicólogos los que han desarrollado los procedimientos de prevención
de la recaída (Marlatt y Gordon, 1985); y son psicólogos los que han
desarrollado docenas y docenas de programas multicomponentes
psicológicos efectivos en el tratamiento de fumadores (ej., Arnedillo
y Herrero, 1998; Becoña, 1993; Lando, 1977; Pomerleau y Pomerleau,
1974, Schwarz, 1987) que llevan décadas utilizándose en otros países y
en España. Además, son psicólogos los que aplican estos procedimientos
eficientemente porque han sido entrenados específicamente para ello,
como parte de su formación universitaria y su posterior formación
especializada en salud mental, como ocurre con los psicólogos
especialistas en psicología clínica.
En
suma, el tratamiento psicológico, y los psicólogos, han tenido y
tienen un papel fundamental en la prevención del tabaquismo, el
tratamiento individual o grupal de fumadores, el consejo psicológico
para dejar de fumar, el desarrollo de manuales de autoayuda para dejar
de fumar, la participación en programas comunitarios para que la gente
reduzca el consumo de cigarrillos, la prevención de la recaída una vez
que la persona ha dejado de fumar, y en los tratamientos combinados de
tipo farmacológico y psicológico. En este sentido, la evidencia
científica sobre la eficacia de los tratamientos psicológicos está
fuera de toda duda como comentamos a continuación.
LA HISTORIA DEL TRATAMIENTO DE FUMADORES EN OTROS PAÍSES Y EN ESPAÑA
A
principios de los años 60 surgen las técnicas psicológicas de
modificación de conducta, especialmente las aversivas, que hicieron
ver el abordaje de los fumadores de un modo muy optimista, ya que se
obtenían altas tasas de abstinencia al final del tratamiento. En las
siguientes décadas se perfeccionan las técnicas psicológicas con la
introducción de técnicas cognitivas y estrategias de prevención de la
recaída (Marlatt y Gordon, 1985). En los últimos años se
complementaron con las técnicas de incremento de la motivación para el
cambio (Miller y Rollnick, 1992). Los procedimientos farmacológicos
eficaces para dejar de fumar son muy recientes en el tiempo. Aunque el
chicle de nicotina estuvo disponible, por los estudios de Ove Fernö, a
principios de los años 70 (ej., Fernö et al., 1973), no se comenzó a
comercializar en los distintos países hasta principios, mediados o
finales de los años 80. El parche de nicotina surge en los años 90 y
el bupropión en el año 1997 en Estados Unidos y años después en el
resto de los países desarrollados. También han sido y son
procedimientos muy populares la acupuntura y la hipnosis, junto a otro
variado grupo de procedimientos para dejar de fumar, los cuales no han
mostrado consistentemente ser eficaces. Por suerte, desde los años 80,
se ha ido generalizando el consejo mínimo, mediante el consejo médico
sistemático, con el cual muchos fumadores han dejado de fumar.
Igualmente, los procedimientos de autoayuda y los programas
comunitarios, han tenido un gran desarrollo, especialmente en otros
países. Lo cierto es que hoy disponemos, de varios tratamientos donde
los psicológicos ocupan un papel fundamental, especialmente en el
tratamiento especializado o clínico, sin olvidar la importancia que
tiene el consejo médico sistemático para dejar de fumar y distintos
procedimientos de autoayuda (ver Tabla 1).
Tabla 1.-
Hechos más relevantes de la historia del
tratamiento de los fumadores a nivel internacional
Años 50 |
Plan de Cinco Días para Dejar de Fumar: ha sido
seguido en el mundo por no menos de 15 millones de personas. |
Años 60 |
Surgimiento de técnicas psicológicas para el
tratamiento de fumadores, basadas en las técnicas de
modificación de conducta (ej. Técnicas aversivas) |
Años 70 |
Se amplía el tratamiento psicológico combinando
las técnicas psicológicas conductuales que ya eran efectivas con
técnicas cognitivas (ej. Autoinstrucciones, detención de
pensamiento) surgiendo así los programas multicomponentes. |
Los tratamientos se hacen más complejos y
multifactoriales. |
Se incrementa el interés por las técnicas de
mantenimiento de los resultados a largo plazo. |
Años 80 |
Se desarrollan las estrategias psicológicas de
prevención de la recaída. |
Comienza a utilizarse la terapia sustitutiva de
la nicotina: chicle de nicotina. |
Aparecen las primeras experiencias de combinación
de tratamiento farmacológico con tratamiento psicológico |
Se reconoce, a partir de los estudios de Prochaska y Diclemente, que dejar de fumar es un proceso
dinámico más que un evento discreto. |
Años 90 |
Gran desarrollo de programas a nivel
comunitario , con una perspectiva de salud pública y de buen
coste-efectividad (ej. COMMIT, ASSIST). |
Primacía de las estrategias sencillas a las
complejas. |
Gran desarrollo de las estrategias de prevención
de la recaída. |
Se comercializa el parche de nicotina. |
En 1997 se comercializa en Estados Unidos el bupropión, un antidepresivo para el tratamiento de fumadores,
extendiéndose luego a otros países. |
Gran desarrollo de los procedimientos de
autoayuda y de contacto mínimo. |
Año 200 y siguientes. |
Gran expansión del tratamiento de fumadores en
los países más desarrollados e incremento de las medidas de
control en toda la población. |
Aceptación de los procedimientos farmacológicos
por parte de los fumadores y potenciación de la automedicación
para que dejen de fumar con la terapia sustitutiva de nicotina. |
Asunción por parte de los clínicos de que
disponen de adecuados y eficaces recursos terapéuticos para
tratar la adicción a la nicotina. |
Gran expansión del bupropión y de la terapia
sustitutiva de la nicotina facilitado por la publicidad de
dichos productos. |
Estudios por parte de los Sistemas Nacionales de
Salud de cómo ayudar efectivamente a los fumadores a dejar de
fumar y el posible pago de los tratamientos. |
Puesta en marcha por parte de la OMS de la WHO
Framework Convention to Tobaco Control para llegar a un acuerdo
internacional para el control del tabaquismo. |
Aprobación por parte de la Unión Europea de
medidas restrictivas a la publicidad y a preservar la salud de
las personas que tendrán que estar en marcha en los países de la
Unión antes del 2007.
|
En el
caso español, los tratamientos pioneros para los fumadores comienzan a
finales de los años 70, con los primeros tratamientos psicológicos
aplicados a fumadores, que se van extendiendo paulatinamente en los
años 80, donde ya nos encontramos con tratamientos bien sólo
psicológicos (ej., Becoña, 1987a, 1987b), o una combinación de
tratamiento psicológico y chicle de nicotina (Salvador et al., 1988).
En los 80 y 90 se desarrollan mucho los tratamientos psicológicos. En
los últimos años, empiezan a desarrollarse también los procedimientos
farmacológicos, al comercializarse el parche de nicotina y el
bupropión, utilizándose en muchos casos combinados con un tratamiento
psicológico, dada la necesidad de abordar y manejar adecuadamente los
aspectos esenciales del tratamiento de motivación para el cambio,
problemas en la fase de abandono y prevención de la recaída. Al mismo
tiempo se han desarrollado y perfeccionado distintos tratamientos
psicológicos en nuestro medio, que al tiempo constituyen tratamientos
de referencia tanto a nivel nacional como internacional. Son hecho
relevantes la creación del Comité Nacional de Prevención del
Tabaquismo en 1996, la elaboración del Libro Blanco sobre el
Tabaquismo en España en 1998 y la paulatina asunción por parte de los
distintos profesionales de la salud de la necesidad de tratar a los
fumadores, de que hay tratamientos efectivos y de que son accesibles
(ver tabla 2).
Tabla 2.-
Hechos más relevantes de la historia del
tratamiento de los fumadores en España: 1970-actualidad
Años 70 |
Primeros casos tratados
de fumadores con terapia psicológica. |
Años 80 |
Comienzo de los primeros
tratamientos sistemáticos a principios de los años 80,
fundamentalmente psicológicos. |
Escaso interés por parte
de los profesionales médicos por el tratamiento de fumadores. |
Escaso interés por parte
de los profesionales de los centros de drogodependencias y de
salud mental por el tratamiento de fumadores. |
Los tratamientos
que se aplican en esta década son los de consejo médico,
tratamiento psicológico, tratamiento farmacológico (chicle de
nicotina) y tratamientos combinados psicológicos y
farmacológicos. |
Años 90 |
Hay una gran expansión
del tratamiento psicológico. |
Hay una gran expansión
del consejo médico. |
Comienza a utilizarse
cada vez más el tratamiento farmacológico. |
Los profesionales de la
salud van asumiendo que hay procedimientos efectivos para ayudar
a las personas a dejar de fumar. |
En 1996 se crea el Comité
Nacional de Prevención del Tabaquismo. |
En 1998 se elabora el
Libro Blanco sobre el Tabaquismo en España, por parte del Comité
Nacional de Prevención del Tabaquismo. |
Año 2000-actualidad |
Incremento apreciable del
consejo médico sistemático |
Gran expansión del
tratamiento psicológico |
Muchos profesionales
médicos comienzan a dejar de fumar, auspiciado por sus
sociedades científicas, asumiendo al tiempo la necesidad de
ayudar a sus pacientes. |
Aumenta el interés por el
tratamiento de los fumadores desde el campo de la salud mental y
el de las drogodependencias. |
Los congresos médicos y
psicológicos comienzan a celebrarse libres de humo. |
Se asume que hay
procedimientos efectivos para dejar de fumar y son accesibles. |
Se incrementa la demanda
de tratamiento para dejar de fumar por parte de los fumadores. |
Los niveles de eficacia
que se obtienen en España son buenos, o muy buenos, dado el alto
nivel de prevalencia de consumo actualmente (el 34,4%), los
cuáles disminuirán en el futuro. |
Se incrementa la
formación de profesionales en el tratamiento de fumadores. |
Crece el interés por el
tratamiento de fumadores en amplios grupos de profesionales del
campo de la salud (médicos, psicólogos, farmacéuticos,
enfermería, etc…) |
Distorsión, a nivel de
los medios de comunicación, sobre la eficacia de los
tratamientos para dejar de fumar, incidiéndose fundamentalmente
en el tratamiento farmacológico, auspiciado por la industria
farmacéutica que tiene productos para los fumadores y claros
intereses creados. |
TIPOS DE TRATAMIENTO
PSICOLÓGICO
Consejo mínimo
y procedimientos de autoayuda
No
hay duda de que el consejo mínimo es el procedimiento de mejor
coste-efectividad, especialmente el consejo médico sistemático (Russell,
Wilson, Taylor et al., 1979), aunque también se ha desarrollado el
consejo psicológico (Becoña y Vázquez, 2001) y el consejo
farmacéutico. En todos ellos, lo que se hace es utilizar los
principios de consejo que en los últimos años ha desarrollado la
psicología y otros profesionales de la salud mental sobre cómo
transmitir mejor la información, para que ésta sea fiable y receptiva,
y sea capaz de producir cambios en las conductas de las personas. Por
su relevancia, este es un campo de estudio clásico de la psicología
desde su existencia.
Donde
la aportación psicológica ha sido fundamental es en los procedimientos
de autoayuda, bien en forma de folletos, manuales, programas por
correo, teléfono, internet, etc. En ellos suele adaptarse a ese
formato un programa psicológico de tratamiento que se ha mostrado
efectivo cara a cara. En los próximos años es de esperar un gran
desarrollo de este tipo de programas por su buena aceptación por parte
de los fumadores. Como ejemplo podemos reseñar el programa psicológico
utilizado por correo en Galicia, auspiciado por el SERGAS (Servicio
Galego de Saúde), en el que participaron 4.000 fumadores ( Dirección
Xeral de Saúde Pública, 2001), con un buen nivel de eficacia y mejor
coste-eficiencia.
Tratamiento clínico o
especializado
Hoy
sabemos que en el tratamiento de un fumador, sea de baja intensidad
como el consejo mínimo, o una intervención intensiva, como un
tratamiento psicológico clínico, que también recibe con frecuencia el
nombre de especializado, se deben considerar tres fases. La fase de
preparación, en la que se trata de motivar a la persona para que deje
de fumar; la fase de abandono, en la que se le ayuda a conseguir que
deje de fumar y, finalmente, la fase de mantenimiento, en la que se le
entrena para que sea capaz de mantener la abstinencia a lo largo del
tiempo y prevenir así la recaída. Las tres fases son importantes y no
hay que considerar que cada una de ellas es menos importante que otra.
Sin la primera es difícil llegar a la segunda y sin alcanzar la
segunda va a ser difícil llegar a la tercera y lograr así que la
persona deje de fumar y se mantenga abstinente.
Junto
a estas fases, hay que tener en cuenta para el diseño de un
tratamiento, aquello que facilita y que impide el abandono de los
cigarrillos en la mayoría de los fumadores. Por suerte hoy, dentro de
la enorme información de que disponemos sobre los fumadores y las
variables predictoras de la eficacia y el fracaso terapéutico, sabemos
que la eficacia está asociada a la alta motivación, la preparación
para el cambio, especialmente cuando está preparado para dejar de
fumar en el siguiente mes, a una autoeficacia moderada o alta y a
disponer de una buena red de apoyo social, especialmente en su casa,
con sus amigos, en su trabajo y en los lugares donde sale o se
relaciona habitualmente. Por el contrario, son variables predictoras
negativas para dejar de fumar: tener una alta dependencia de la
nicotina, como le ocurre a aquellos que fuman más de 20 cigarrillos al
día, haber tenido un claro síndrome de abstinencia cuando han dejado
de fumar en el pasado y fumar el primer cigarrillo poco tiempo después
de despertarse. También es una variable predictora negativa tener un
alto nivel de estrés, especialmente si éste se ha mantenido a lo largo
del tiempo o coincide el periodo de abandono con acontecimientos
vitales estresantes como cambio de trabajo, de localidad, amigos,
tener problemas conyugales, divorcio, problemas con los hijos, etc. Y,
finalmente, también es un predictor negativo tener una historia de
comorbilidad psiquiátrica, especialmente si tiene problemas de
dependencia del alcohol, esquizofrenia u otros, o si tiene o ha tenido
depresión (Fiore et al., 2000).
Tratamientos combinados: psicológico y farmacológico
Dada
la eficacia y utilidad del tratamiento psicológico, y la necesidad de
utilizarlo en todo tipo de tratamiento de fumadores, desde la
aparición del tratamiento farmacológico ha sido habitual utilizar éste
combinado con tratamiento psicológico (ej., Salvador et al., 1988). En
los últimos años esta tendencia se ha ampliado (Hatsukami y Mooney,
1999; Shiffman, Mason y Henningfield, 1998). Sin embargo, en España la
utilización de tratamientos combinados no siempre se ha hecho
adecuadamente, especialmente cuando es el médico el que dice que
aplica todo y no tiene formación para hacer lo que dice que hace. El
tratamiento psicológico especializado es un tratamiento técnico para
el que hay que tener formación, como la que recibe un psicólogo a lo
largo de muchos años, que no se puede transmitir en una conferencia,
cursillo o curso. La evidencia actual en España indica, por ejemplo,
que la terapia sustitutiva de la nicotina no mejora en un tratamiento
clínico la eficacia de un tratamiento psicológico, siendo la misma
menos eficaz que el tratamiento psicológico cuando se utiliza sola (Secades
et al., 1999).
A
esta utilización inadecuada que se aprecia en ocasiones ha contribuido
en parte la gran presión ejercida por los laboratorios farmacéuticos
en España, con la oferta de productos farmacológicos para los
fumadores, que han producido una inflación de publicaciones, revistas,
artículos, etc., en una línea más comercial que científica. Este tipo
de campañas ha llevado a una confusión dentro del campo médico, de los
medios de comunicación y del propio sistema sanitario, al indicar que
"siempre" hay que utilizar tratamiento psicológico (a veces bajo la
rúbrica errónea y ambigua de apoyo psicológico) con el farmacológico,
lo cual puede ser cierto cuando se lleva a cabo tratamiento
farmacológico, por sus deficiencias, pero que no siempre es necesario
aplicar cuando se aplica sólo tratamiento psicológico obviando que el
tratamiento psicológico tiene que aplicarlo un psicólogo. Su eficacia
muestra que su sola utilización es suficiente en la mayoría de los
casos.
Tratamiento de la
comorbilidad
Conforme el número de fumadores desciende en una población concreta
empiezan a surgir más claramente relaciones entre la dependencia de la
nicotina y distintos trastornos psiquiátricos. Es lo que se denomina
la comorbilidad de dos o más trastornos, por la mutua interacción que
existe entre ambos. En los países que llevan más años tratando
fumadores, cada vez es más evidente el surgimiento de una mayor
proporción de trastornos como alcoholismo, depresión, esquizofrenia y
distintos trastornos de ansiedad que en el resto de la población (de
Leon et al., 2002; Seidman y Covey, 1999). Esta misma tendencia está
empezando a ser observada en nuestro medio y es probable que llegue a
ser un problema relevante en el futuro. Por ello, es necesario hacer
hincapié en la realización de una adecuada evaluación antes y a lo
largo de la aplicación de un tratamiento para dejar de fumar. Además,
el problema de la comorbilidad abre todo un campo nuevo de tratamiento
en personas con otros trastornos clínicos de gran importancia y
prevalencia. De nuevo aquí el tratamiento psicológico es
imprescindible en muchos casos, como es claro en la literatura
científica (ej., Vázquez y Becoña, 1998) y en la práctica clínica
cotidiana (ej., en las Unidades de Conductas Adictivas).
Programas comunitarios
Desde
hace dos décadas los programas comunitarios han cobrado una gran
relevancia para reducir la prevalencia del número de fumadores en la
población. Los programas comunitarios se llevan a cabo en contextos
naturales, y tienen como objetivo implicar a toda una comunidad para
reducir la prevalencia del consumo de tabaco. Suelen utilizar los
medios de comunicación de masas a gran escala junto con el resto de
las intervenciones para intentar que las personas dejen de fumar. En
ocasiones una buena legislación restrictiva facilita obtener
resultados en poco tiempo y consistentes en el tiempo.
Existe un gran número de programas comunitarios en otros países, bien
orientados solo a reducir la prevalencia del consumo de tabaco (ej.,
los COMMIT y ASSIST norteamericanos) y otros que pretenden también
lograr objetivos de salud más amplios, como reducir la prevalencia de
los trastornos cardiovasculares (ej., el proyecto North Karelia en
Finlandia). En ambos casos, el tratamiento suele ser una parte de los
mismos, bien en forma de consejo, folletos, manuales de autoayuda,
consejo telefónico, o programas formales de tratamiento. Muchas de
estas intervenciones han sido desarrolladas por equipos
interdisciplinares donde los psicólogos ocupan un lugar destacado.
EFICACIA DEL
TRATAMIENTO PSICOLÓGICO
Hoy
hay un acuerdo unánime de que las intervenciones que ayudan a las
personas a dejar de fumar son el consejo mínimo sistemático, el
tratamiento psicológico, el tratamiento farmacológico, procedimientos
de menos intensidad en formato de autoayuda, bien sea en forma de
manual, llamadas telefónicas, programa por correo, televisión, etc.,
los procedimientos clínicos intensivos y los programas comunitarios.
A
continuación vamos a analizar la evidencia empírica sobre la eficacia
de los tratamientos psicológicos para las personas que fuman
cigarrillos, centrándonos básicamente en los tratamientos llevados a
cabo en contextos clínicos.
REVISIONES Y META-ANÁLISIS
Cuando se revisa la eficacia de los tratamientos del tabaquismo desde
los años 70 hasta el momento actual, queda claro la eficacia del
mismo, especialmente del tratamiento psicológico. Desde monumentales
revisiones como la de Schwartz (1987) hasta otras más actuales como
las de Becoña (2000), Niaura y Abrams (2002), Secades y Fernández
(2001), Shiffman et al., (1999), entre muchas otras, el tratamiento
psicológico aparece como un tratamiento de elección para el
tratamiento de la adicción o la dependencia de la nicotina, bien solo
o combinado con tratamiento farmacológico. Dado que en los últimos
años se ha impuesto otros modos de revisar la eficacia de los
tratamientos, tanto en el campo médico como psicológico, le
dedicaremos más atención a ello en los puntos siguientes.
La
revisión más importante, amplia y comprensiva, que se ha realizado
hasta este momento sobre la eficacia de los procedimientos para dejar
de fumar, es la de Schwartz (1987), que aunque tiene 15 años sigue
siendo relevante. En ella se analizó un total de 416 ensayos clínicos
de distintos tratamientos de fumadores realizados en Estados Unidos y
Canadá en el período comprendido entre los años 1978 y 1985. De éstos,
185 ensayos clínicos tenían 6 meses de seguimiento y 231 un año de
seguimiento. Por los datos que hoy se manejan, la evaluación más
relevante es a los 12 meses después de haber finalizado el
tratamiento. En la Tabla 3 presentamos los 10 procedimientos que en
esta revisión aparecen más efectivos a los 12 meses, considerando la
media de la abstinencia, la existencia de 6 o más estudios por técnica
de tratamiento analizada, y el porcentaje de ensayos cuyas tasas de
eficacia superaron el 33% de abstinencia, porcentaje que permite
claramente mostrar la consistencia de los resultados de abstinencia en
distintos estudios. Dado que a partir de un 20% de abstinencia al año
se considera que un programa para dejar de fumar "funciona", ya que
duplica o triplica el nivel obtenido por un grupo de control, el hecho
de subir el listón hasta el 33% incrementa la confianza en nuestra
interpretación de la eficacia.
Tabla 3.- Los 10
programas más efectivos para dejar de fumar a los 12 meese, según la
revisión de Schwartz (1987), cuando se dispone de 6 o más estudios
Adaptado de Schwartz (1987)
Método de intervención |
% de eficacia mediana |
% de ensayos con tasas de eficacia mayor
del 33% |
1. Programas multicomponentes |
40 |
65 |
2. Intervención médica con pacientes
cardíacos |
43 |
63 |
3. Saciación de fumar y otros
procedimientos |
34,5 |
58 |
4. Intervención médica con pacientes
pulmonares |
31,5 |
50 |
5. Fumar rápido y otros procedimientos |
30,5 |
50 |
6. Reducción gradual de ingestión de
nicotina y alquitrán |
25 |
44 |
7. Prevención de factores de riesgo |
31 |
43 |
8. Programa de formato grupal |
28 |
39 |
9. Hipnosis individual |
19,5 |
38 |
10. Chicle con nicotina y tratamiento
conductual |
29 |
36 |
Siguiendo estos criterios, y a partir de los datos proporcionados por
Schwartz (1987), los diez procedimientos más efectivos para dejar de
fumar son los siguientes, indicándose entre paréntesis, el porcentaje
de los ensayos con tasas mayores del 33% a los 12 meses de
seguimiento: 1) programas psicológicos multicomponentes (65%); 2)
intervención médica con pacientes con problemas cardíacos (63%); 3)
saciación de fumar con otros procedimientos (58%); 4) intervención
médica con pacientes que presentan problemas pulmonares (50%); 5)
fumar rápido combinado con otros procedimientos (50%); 6) reducción
gradual de ingestión de nicotina y alquitrán (en varios casos
combinado con otro procedimiento) (44%); 7) prevención de factores de
riesgo (43%); 8) programas con formato grupal (39%); 9) hipnosis
individual (38%); y, 10) chicle de nicotina y tratamiento conductual
(38%).
La
anterior clasificación se resumiría hoy en: 1) programas psicológicos
multicomponentes (1, 3, 5 y 6) y otros programas multicomponentes
(10); 2) intervención médica con pacientes que tienen problemas
cardíacos o pulmonares (2 y 4); 3) prevención de factores de riesgo
(7); 4) los programas con formato grupal ofrecidos por distintas
asociaciones relacionadas con la salud, como la Asociación Americana
del Cáncer, la Asociación Americana del Pulmón o la Iglesia Adventista
del Séptimo Día, que a su vez suelen tener muchos componentes
conductuales o ser programas eminentemente conductuales y 5) hipnosis.
Posteriores revisiones de la literatura realizadas por los autores más
relevantes en el campo del tabaquismo a nivel internacional, como por
ejemplo Fiore et al. (1990, 1996, 2000), Lando (1993), Lichtenstein y
Glasgow (1992); Niaura y Abrams (2002), Schwartz (1987), Shiffman
(1993), Shiffman et al. (1998), USDHHS (1988, 1991, 2000), etc., o en
el nuestro (Becoña, 2000; Becoña y Vázquez, 1998; Froján y Becoña,
1999; Gil y Calero, 1994; Salvador, 1996; Secades y Fernández, 2001;
etc.), permiten concluir que uno de los modos, o a veces la estrategia
más adecuada para dejar de fumar en tratamientos especializados son
los programas psicológicos multicomponentes y que, en ocasiones, su
eficacia puede incrementarse con procedimientos farmacológicos como el
chicle y parche de nicotina, aunque no siempre es así (cfr., Cox,
1993; Secades et al., 1999).
Por
otra parte, existe actualmente un gran número de meta-análisis que
evalúan la intervención con fumadores. Estos incluyen desde
intervenciones para dejar de fumar en la práctica médica (Kottle et
al., 1988), en el lugar de trabajo (Fisher, Glasgow y Terborg, 1990),
dejar de fumar por uno mismo sin ayuda terapéutica (Baillie, Mattick y
Hall, 1995), e intervenciones breves (Baillie et al., 1994). En
tratamientos especializados contamos con varios metaanálisis que
cubren todas las técnicas de intervención (Baillie et al., 1994; Fiore
et al., 1996, 2000; Garrido et al., 1995; Viswesvaran y Schmidt,
1992)) y varias que cubren las intervenciones en la práctica médica (Kottke
y cols., 1988), farmacológicas (Silagy et al., 1994), la clonidina (Covey
y Glassman, 1991), el chicle de nicotina (Cepeda-Benito, 1993; Baillie
et al., 1994; Lam y cols., 1987), el parche de nicotina (Fiore y cols.,
1994) y la acupuntura (Riet et al., 1990). Son tres los metaanálisis
que se han realizado cubriendo todas las técnicas de intervención, los
de Viswesvaran y Schmidt (1992), Baillie et al. (1994) y Garrido et
al.. (1995), aparte de las de Fiore et al. (1996, 2000) que veremos
más detenidamente en un punto posterior.
Baillie et al. (1994) han realizado un metaanálisis de los ensayos
clínicos hechos en el tratamiento de fumadores utilizando como
criterios de inclusión de los estudios los siguientes criterios:
indicación de datos de abstinencia, asignación al azar de los sujetos
a los grupos experimental y control, presencia de al menos una
condición experimental y otra control, y relevancia clínica de la
intervención. Utilizaron, como medida de resultado, la diferencia en
las tasas de abstinencia entre el grupo de tratamiento y de control,
presentando los mismos en forma de odds ratio. Es importante
resaltar que no pusieron un punto mínimo para el seguimiento de los
estudios incluidos en su metaanálisis, indicando, como mostramos en la
tabla 4, el promedio del seguimiento en cada grupo de estudios.
Tabla 4.- Revisión
de la eficacia de los tratamientos para dejar de fumar en función de
la odds ratio entre los grupos de tratamiento y control.
Adaptado de Baillie y cols. (1994)
Tratamiento |
Control |
Estudio |
Diferencia media ponderada en
% de abstinencia |
Odds ratio (intervalo de
confianza del 95%) |
Una técnica breve |
Lista de espera o no tratamiento |
8 |
2.70 |
1.48 |
Dos o más técnicas breves |
Lista de espera o no tratamiento |
15 |
4.15 |
1.51 |
Dos o más técnicas breves |
Una técnica breve |
5 |
3.89 |
1.48 |
Técnica breve y chicle de
nicotina |
Chicle de nicotina |
4 |
4.10 |
1.91 |
|
Conductual |
Lista de espera o no tratamiento |
7 |
16.26 |
3.92 |
Conductual |
Breve consejo |
15 |
9.79 |
2.23 |
Conductual |
Grupo educativo o de discusión |
9 |
8.72 |
1.59 |
|
Chicle de nicotina |
Chicle de placebo |
15 |
5.39 |
1.61 |
Chicle de nicotina e intervención
mínima |
Intervención mínima |
8 |
7.39 |
2.11 |
Siguiendo estos criterios incluyeron 86 estudios en su análisis, que
una vez analizados codificaron en tres clases de intervenciones:
intervención breve, chicle de nicotina e intervención conductual, que
es la intervención psicológica centrada en la conducta.
La
intervención breve incluye el consejo médico para el abandono junto a
los folletos y manuales de autoayuda. Las 23 comparaciones en este
tipo de intervención mostraron odds ratio entre 1.48 y 1.91, con unas
diferencias en los porcentajes de abstinencia casi despreciables,
entre el 3% y el 4% (ver tabla 4). La comparación de los 15 estudios
con chicle de nicotina indica una odds ratio de 1.61, con un
porcentaje diferencial también bajo, del 5.39%. Como se ha encontrado
en otros estudios y revisiones (ej., Fiore et al., 1990) este
procedimiento tiene mejores resultados que el placebo en clínicas
especializadas pero no en la práctica médica general, aunque a
diferencia de otros importantes estudios previos (ej., British
Thoracic Society, 1983), el metaanálisis con 8 estudios donde
compararon consejo médico solo o la combinación de chicle de nicotina
y consejo médico, el chicle de nicotina mejora la eficacia del consejo
médico en un 7.39% (odds ratio de 2.11).
Dentro de la comparación de las técnicas psicológicas conductuales,
éstas aparecen significativamente superiores a la lista de espera o al
no tratamiento, con un claro porcentaje diferencial del 16.26% y con
la mayor odds ratio de todas las comparaciones, de 3.92, también
respecto al consejo breve (odds ratio de 2.23; diferencia del 9.79%) y
a los grupos educativo o de discusión (odds ratio de 1.59; diferencia
del 8.72%). Con respecto a otras dos comparaciones realizadas, chicle
de nicotina y programas de prevención de la recaída, sólo se incluyen
dos estudios en cada uno de ellos, no siendo fiables, significativos
ni consistentes los resultados.
La
combinación de un procedimiento psicológico conductual y chicle de
nicotina no indica un mejor resultado que la sola utilización del
procedimiento psicológico conductual al no ser significativa la
diferencia. Lo mismo ocurre con la comparación de la combinación de
procedimiento psicológico conductual y chicle de nicotina respecto a
chicle de nicotina y consejo breve, lo que lleva a los autores a
afirmar que no pueden llegar a conclusiones firmes sobre tales
conclusiones. Incluyen cinco estudios adicionales sobre acupuntura en
los que no se encuentran diferencias significativas entre este
tratamiento y su correspondiente grupo de control, con lo que no se
aprecian elementos activos en ella para dejar de fumar.
Como
se aprecia y así deducen Baillie et al. (1994), los procedimientos
centrales analizadas por ellos, intervención breve, chicle de nicotina
y procedimiento psicológico conductual, son en los tres casos más
efectivos que su correspondiente grupo de control. Sin embargo,
nosotros apuntamos que junto a este dato es claro el resultado a favor
de los procedimientos psicológicos conductuales, que son los que
obtienen el mayor porcentaje de la diferencia media ponderada de
abstinencia, lo que sugiere que es el mejor procedimiento a seguir
cuando nuestro objetivo es conseguir que deje de fumar el mayor número
de fumadores.
El
metaanálisis de Garrido et al. (1995) ha sido realizado por un autor
español, de ahí la relevancia del mismo. Incluyó un total de 95
artículos con 223 intervenciones entre los años 1980 y 1992, extraídos
fundamentalmente del Medline, la base de datos que recoge los
artículos de las revistas científicas de Medicina. Los criterios de
inclusión de los estudios fueron: trabajos empíricos sobre métodos
para dejar de fumar, seguimiento mínimo de 6 meses, al menos 6 sujetos
en tratamiento y el hecho de que la población tratada no tuviera
riesgos añadidos. Las intervenciones se dividieron en las siguientes
agrupaciones: autotratamientos, acupuntura, terapias de grupo,
tratamientos de psicología clínica (basadas en el aprendizaje),
consejo médico, chicle de nicotina y/o medicamentos, hipnosis, terapia
multimodal, y placebos.
A
diferencia de los dos anteriores metaanálisis comentados, éste tiene
como ventaja adicional la de incluir sólo estudios con seguimientos de
6 o más meses, lo que facilita incrementar la robustez de las
conclusiones que se obtienen en el mismo.
El
resultado de este metaanálisis indica que los dos procedimientos más
efectivos para dejar de fumar son los multimodales y los psicológicos
que, además, fueron los únicos en los que se encontró un nivel de
significación estadística considerando un intervalo de confianza del
95%. En este caso los programas multimodales o multicomponentes
incluyen tanto los programas psicologicos multicomponentes como
aquellos en los que se ha combinado dos o más técnicas y, por tanto,
en algunos estudios también se ha combinado una o más técnicas
psicológicas con otra farmacológica.
En su
artículo concluyen que "las estimaciones puntuales ponderadas
presentan a los tratamientos multimodales como a los tratamientos
psicológicos como intervenciones de elección. Sobre todo teniendo en
cuenta dos apreciaciones; la primera de carácter cuantitativo: no
existen diferencias significativas entre ambos grupos; y la segunda de
carácter cualitativo: muchos tratamientos multimodales suelen incluir
intervenciones de psicología clínica" (p. 216).
Y,
finalmente, destaca el metaanálisis de Sánchez, Olivares y Rosa
(1998), en donde analizaron la eficacia de las intervenciones
psicológicas conductuales en España para la adicción al tabaco. Su
metaanálisis incluye estudios de 1980 a 1996, donde encontraron 37
estudios con 1.979 sujetos. Sus resultados indican que los programas
psicológicos multicomponentes son eficaces tanto a corto como a largo
plazo. A su vez los programas psicológicos multicomponentes orientados
al autocontrol resultaron ser los más eficaces.
GUÍAS CLÍNICAS
En
los últimos años se han publicado varias guías clínicas relacionadas
específicamente con el tratamiento de los fumadores, o de la adicción
o dependencia de la nicotina, y otras guías donde se incluyen aquellas
técnicas psicológicas que han mostrado ser eficaces para distintos
trastornos. Las que analizaremos a continuación son las más
importantes que existen en la actualidad.
Guía para la práctica clínica de la Agency for Health Care Policy and
Research (AHCPR) de 1996 (Fiore et al., 1996) y Guía para la práctica
clínica de la Agency for Healtcare Research and Quality (AHRQ) de 2000
(Fiore et al., 2000).
A
partir de la creación en 1989 en Estados Unidos, por mandato del
congreso norteamericano, de la Agency for Health Care Policy and
Research (AHCPR), posteriormente redenominada Agency for Healthcare
Research and Quality (AHRQ), todo tratamiento que se aplica en ese
país tiene que pasar por un criterio de evaluación para demostrar que
es eficaz y, una vez demostrado, conocer el mejor modo de aplicarlo.
Como consecuencia de este mandato se han elaborado guías clínicas para
diferentes tipos de problemas. En el año 1996 se publica la específica
de tabaco, que ha sido actualizada en el año 2000. Como no podía ser
de otro modo, en esta guía se evalúa todo tipo de tratamientos para
saber cuáles son eficaces y cuáles están disponibles para su
utilización eficaz en distintos contextos. Para la elaboración de cada
una de las citadas guías han participado entre expertos y revisores
unas 100 personas especialistas en el tema, lo que le da una gran
consistencia a los resultados obtenidos. La revisión de la literatura,
exhaustiva, se ha hecho analizando miles de artículos publicados en
lengua inglesa, a los cuales han incluido en una serie de
meta-análisis. Los resultados han sido presentados mediante odds ratio
(OR).
La
primera guía elaborada en 1996 (Fiore et al., 1996) compara los
tratamientos disponibles en función de quien lo proporciona, el
formato, la autoayuda, el nivel de intensidad del contacto cara a
cara, el tipo de contenido, la duración del tratamiento y el número de
sesiones de tratamiento. En la tabla 5 se indica el resumen de todo lo
anterior. Como se puede apreciar, analizando los resultados mediante
la odds ratio (OR) el tratamiento individual y grupal es eficaz (OR de
2.2 en ambos casos), tratamiento que suele ser aplicado
fundamentalmente por psicólogos, junto a los procedimientos de
autoayuda (OR= 1.2). Ya dentro de terapias psicológicas específicas,
éstas muestran ser claramente eficaces, como se aprecia en las
técnicas aversivas (OR=2.1), apoyo social dentro del tratamiento
(OR=1.8), entrenamiento en solución de problemas (OR=1.6), etc.
Igualmente se aprecia que la aplicación de 4 a 7 sesiones es muy
eficaz (OR=2.5), que suele ser el número de las sesiones del
tratamiento psicológico, como la duración del tratamiento de 4-8
semanas (OR=1.6) u 8 semanas o más (OR=2.7). En suma, en esta guía
aparece clara la eficacia, utilidad y eficiencia de las distintas
técnicas psicológicas en comparación con otras o con un grupo de
control.
Tabla 5.-
Resultados de estudios meta-analíticos que examinan características de
los tratamientos
Característica |
Número
de grupos(a) |
Odds
reatio estimada (95% IC) |
Tasa
estimada de cesación (95% IC) |
Proveedor
(n=41 estudios) |
Ningún proveedor (grupo de
referencia) |
38 |
1.0 |
8.2 |
Proveedores múltiples |
14 |
3.8 (2.6-5.6) |
25.5 (18.1-32.7) |
Proveedor sanitario no médico
(psicólogo, trabajador social, consejero) |
23 |
1.8 (1.5-2.2) |
14.1 (12.0-16.3) |
Proveedor médico |
36 |
1.5 (1.2-1.9) |
12.0 (9.6-14.3) |
Proveedor sanitario no médico
(dentista, enfermera, consejero de salud) |
20 |
1.4 (1.1-1.8) |
11.5 (9.0-14.0) |
Formato (n=25
estudios) |
Sin intervención (grupo de
referencia) |
23 |
1.0 |
7.6 |
Auto-ayuda |
8 |
1.2 (1.0(b)-1.6) |
9.3 |
Consejo individual |
26 |
2.2 (1.9-2.4) |
15.1 (13.6-16.5) |
Consejo grupal |
15 |
2.2 (1.6-3.0) |
15.3 (11.4-19.2) |
Formato de
autoayuda (n=12 estudios) |
No Auto-ayuda (grupo de
referencia) |
8 |
1.0 |
7.9 |
Línea caliente telefónica o de
autoayuda |
3 |
1.4 (1.1-1.8) |
11.1 (8.7-13.4) |
Grabaciones de audio y video |
5 |
1.3 (0.6-2.9) |
10.9 (3.6-18.2) |
Lista de programas comunitarios |
2 |
1.1 (0.8-2.5) |
8.8 (6.9-10.8) |
Folletos o manuales |
22 |
1.0 (0.8-1.2) |
8.1 (6.7-9.5) |
Niveles de
intensidad del contacto persona a persona (n=56 estudios) |
Ningún contacto (grupo de
referencia) |
49 |
1.0 |
8.8 |
Contacto mínimo (#3 min) |
14 |
1.2 (1.0(c)-1.5) |
10.7 (8.9-12.5) |
Consejo breve (> 3 y #10 min) |
26 |
1.4 (1.2-1.7) |
12.1 (10.0-14.3) |
Consejo (> 10 min) |
60 |
2.4 (2.1-2.7) |
18.7 (16.8-20.6) |
Tipos de
contenido (n= 39 estudios) |
Sin contacto (referencia) |
25 |
1.0 |
8.8 |
Fumar aversivo (d) |
9 |
2.1(1.0(e)-4.2) |
17.5 (7.6-27.2) |
Apoyo social intra-tratamiento(f) |
21 |
1.8 (1.4-2.5) |
15.2 (11.3-19.1) |
Resolución de problemas generales
(g) |
57 |
1.6 (1.2-2.2) |
13.7 (10.3-17.1) |
Día de abandono (fecha de
abandono específica) |
30 |
1.3 (0.9-2.0) |
11.5 (7.4-15.7) |
Apoyo social extra-tratamiento
(h) |
16 |
1.3 (0.8-2.0) |
11.2 (7.0-15.5) |
Motivación(i) |
40 |
1.1 (0.9-1.5) |
9.8 (7.5-12.2) |
Control del peso, la dieta o la
nutrición |
17 |
1.1 (0.8-1.6) |
9.8 (6.6-13.0) |
Programa o información sobre
ejercicio físico |
8 |
1.1 (0.6-1.8) |
9.6 (4.8-14.3) |
Contrato de contingencias (j) |
13 |
1.0 (0.7-1.6) |
9.1 (5.6-12.7) |
Técnicas de respiración o
relajación |
15 |
0.8 (0.5-1.3) |
7.5 (4.3-10.7) |
Resolución progresiva de los
cigarrillos (k) |
18 |
0.7 (0.4-1.1) |
6.4 (3.6-13.3) |
Duraciones del
tratamiento (n=55 estudios) |
<2 semanas (grupo de referencia) |
101 |
1.0 |
10.4 |
De 2 semanas a < 4 semanas |
14 |
1.6 (1.3-2) |
15.6 (12.9-18.3) |
De 4 a 8 semanas |
12 |
1.6 (1.2-2.21) |
16.1 (12.4-19.7) |
> 8 semanas |
15 |
2.7 (2.2-3.2) |
23.8 (20.6-27.1) |
Número de
sesiones de tratamiento
(n= 55
estudios) |
# 1 sesión (grupo de referencia) |
96 |
1.0 |
10.4 |
2-3 sesiones |
15 |
2.0 (1.6-2.4) |
18.8 (15.8-21.9) |
4-7 sesiones |
35 |
2.5 (2.2-2.9) |
22.6 (19.9-25.3) |
> 7 sesiones |
12 |
1.7 (1.2-2.5) |
16.7 (11.4-22.0) |
Nota: IC = Intervalo de confianza
(a) Número de grupos de
tratamiento incluidos en la categoría. (b) La estimación
inferior real al nivel de confianza 95% es igual a 0.97. (c) La
estimación inferior real al nivel de confianza del 95% es igual
a 1.03. (d) Técnicas que implican fumar de una forma
desagradable o concentrada. (e) La estimación inferior real al
nivel de confianza del 95% es igual a 1.04. (f) Aporta ayuda,
apoyo o ánimo como parte del tratamiento. (g) Entrenamiento para
identificar o afrontar sucesos o problemas que incrementen la
probabilidad de fumar, incluyendo entrenamiento en habilidades
de afrontamiento, prevención de recaídas y control del estrés.
(h) Técnicas para ayudar a los fumadores a incrementar el apoyo
social externo al tratamiento. (i) Intervenciones diseñadas para
impulsar la resolución de los pacientes a dejar de fumar. (j)
Aporta recompensas por la abstinencia de fumar cigarrillos o se
aplican costes o consecuencias desagradables por fumar. (k) Se
reduce el número de cigarrillos fumados o la ingesta de nicotina
antes de la fecha fijada para dejar de fumar.
|
En la
guía más reciente, la de 2000 (Fiore et al., 2000), los resultados van
en la misma línea que los anteriores. Así el consejo en grupo tiene
una OR=1.3 y el consejo individual OR=1.7, a mayor tiempo de contacto
mayor eficacia (OR=3.2 para 91-300 minutos, y OR=2.8 para más de 300
minutos), así como a mayor número de sesiones (OR=1.9 para 4-8
sesiones, y OR=2.3 para más de 8 sesiones). Dentro de las técnicas
psicológicas muestran tener una OR superior a 1 las siguientes:
reducción gradual de cigarrillos (OR=1.1), manejo del afecto negativo
(OR=1.2), apoyo social durante el tratamiento (OR=1.3), apoyo social
fuera del tratamietno (OR=1.5), entrenamiento en solución de problemas
(OR=1.5), otros procedimientos aversivos (OR=1.7) y la técnica de
fumar rápido (OR=2.0). Como una síntesis de todo lo anterior, en la
Tabla 6 mostramos lo que afirma la guía sobre los hallazgos más
importantes para las intervenciones intesivas.
Tabla 6.- Hallazgos
más importantes para las intervenciones Intensivas de la guía de la
AHRQ de 2000.
Fuente: Fiore et al.,
(2000, p. 38)
Existe una fuerte relación
dosis-respuesta entre la intensidad del consejo y el porcentaje
de abstinencia logrado. En general, a mayor intensidad del
tratamiento, mayor porcentaje de abstinencia. Los tratamientos
pueden ser más intensivos por a) la longitud de las sesiones
individuales de tratamiento y, b) por el número de sesiones de
tratamiento |
Distintos profesionales de la
salud (médicos, enfermeras, dentistas, psicólogos,
farmacéuticos, etc.) son efectivos para incrementar los
porcentajes de abandono del tabaco y el implicar a varios tipos
de profesionales puede incrementar los porcentajes de
abstinencia. |
Las llamadas telefónicas
preactivas y el consejo individual y grupal son formatos
efectivos para dejar de fumar. |
Resultan especialmente efectivos
tipos de consejo específicos y la terapia conductual. El consejo
práctico (aproximaciones de entrenamiento en habilidades de
solución de problemas), y proporcionar apoyo social dentro y
fuera del tratamiento están asociados con importantes
incrementos en el porcentaje de abstinencia. Como ocurre con las
técnicas aversivas (ej. Fumar rápido). |
La farmacoterapia como el
bupropión o la terapia sustitutiva de nicotina incrementan
consistentemente los porcentajes de abstinencia. Además, su uso
debería potenciarse potenciarse para todos los que dejan de
fumar, teniendo en cuenta las consideraciones especiales con
algunas poblaciones (ej., mujeres embarazadas, adolescentes). |
Los tratamientos de la
dependencia del tabaco son efectivos para diferentes poblaciones
(ej. Poblaciones diferentes en sexo, edad y raza). |
Guía clínica para el tratamiento de la dependencia de la nicotina de
la American Psychiatric Association
La
guía clínica de referencia en el campo de la salud mental y las
drogodependencias para la dependencia de la nicotina es la que ha
elaborado la Sociedad Americana de Psiquiatría (American Psychiatric
Association, 1996/1991). Dado su campo de actuación, el contexto
clínico, ésta se centra únicamente en las terapias psicológicas y en
las somáticas. Es una guía que se ha elaborado minuciosamente, con una
extensa revisión de la literatura y el manejo de toda la información
relevante del campo, participando en este proceso en torno a 100
expertos norteamericanos en el campo del tabaquismo y de la salud
mental.
Siguiendo los criterios para la elaboración de las guías para otros
trastornos mentales y del comportamiento, se consideran tres niveles
de tratamiento: 1) tratamiento recomendado clínicamente con total
confianza, 2) tratamiento recomendado clínicamente con una confianza
moderada, y 3) tratamiento recomendado clínicamente con escasa
confianza o recomendada en función de circunstancias individuales. En
la tabla 7 se indican los tratamientos que cumplen los requisitos 1) y
2), que serían aquellos tratamientos que tendríamos que tener en
cuenta para su aplicación a los fumadores como primera elección. Como
se puede ver, dentro de las terapias psicosociales, nombre que recibe
en esta guía el tratamiento psicológico, aparece la terapia conductual
multicomponente como tratamiento clínicamente recomendado, y la
terapia de entrenamiento en estrategias/prevención de la recaída,
control de estímulos, fumar rápido y materiales de autoayuda con
recomendación clínica moderada. Debemos indicar que precisamente
varios de estos últimos tratamientos son los que se incluyen dentro de
los programas multicomponentes (Becoña y Vázquez, 1998), que es lo que
hace que los programas multicomponentes sean los clínicamente
recomendados desde la perspectiva psicológica, como así se hace
realmente en el contexto clínico. A su vez dentro de los tratamientos
farmacológicos, incluidos dentro de las terapias somáticas, aparece
como efectiva la terapia sustitutiva de nicotina aunque no otros
fármacos que también lo son, como el bupropión, por el momento de la
elaboración de la guía.
Tabla 7.-
Tratamientos recomendados para la dependencia de la nicotina por la
Guía Clínica para el tratamiento de la dependencia de la nicotina de
la American Psychiatric Association (1996)
Terapias |
Recomendación
del tratamiento |
Terapias
Psicológicas |
Terapia conductual
multicomponente |
Recomendado clínicamente |
Entrenamiento en estrategias /
Prevención de la recaída |
Recomendación clínica moderada |
Control de estímulos |
Recomendación clínica moderada |
Fumar rápido |
Recomendación clínica moderada |
Materiales de autoayuda |
Recomendación clínica moderada |
Terapias
somáticas |
Chicle de nicotina |
Recomendado clínicamente |
Parche de nicotina |
Recomendado clínicamente |
Chicle o parche de nicotina / más
terapia de conducta |
Recomendado clínicamente |
Chicle más parche de nicotina |
Recomendación clínica moderada |
Clonidina |
Recomendación clínica moderada |
Nebulizador intranasal de
nicotina |
Recomendación clínica moderada |
Cochrane Collaboration
En el
campo médico la Cochrane Collaboration es un referente para conocer la
eficacia de todo tipo de tratamientos. El Grupo de Adicción al Tabaco
ha realizado varias revisiones sobre tipos de tratamientos de
fumadores, entre los que incluye distintos tratamientos psicológicos.
El análisis de las revisiones de los distintos tratamientos
psicológicos, hechos mediante la técnica del metaanálisis, y
expresados los resultados de las comparaciones en términos de odds
ratio (OR), respecto a un grupo de control, indica lo siguiente:
-
Consejo conductual individual (OR=1.55) (Lancaster y Stead, 2001).
-
Programa de terapia de conducta para dejar de fumar (OR=2,10) (Stead y
Lancaster, 2001).
-
Terapia aversiva para dejar de fumar (OR= 2.08) (Hajek y Stead, 2001).
-
Intervenciones de autoayuda (OR=1.23) (Lancaster y Stead, 2001). A su
vez los materiales personalizados fueron más efectivos que los
estándar (OR=1.41) y el consejo telefónico proporcionado por una
persona entrenada incrementa la eficacia (OR=1.62).
Todo
lo anterior indica claramente que el tratamiento psicológico, de
acuerdo con los estudios comparativos realizados por la Cochrane
Collaboration, es un tratamiento efectivo.
Informe del Surgeon General de 2000
El
Surgeon General de Estados Unidos tiene como mandato del congreso
norteamericano la presentación de un informe anual sobre la situación
del tabaco y su control en este país. En los casi 30 informes que ha
presentado se han analizado extensamente todos los aspectos
relacionados con la salud, la dependencia, la prevención y el
tratamiento de los fumadores. El informe de 2000 (USDHHS, 2000) está
dedicado a la reducción del consumo del tabaco, revisando el manejo de
la adicción al tabaco en su cuarto capítulo. Este informe se elabora
por un amplio conjunto de expertos norteamericanos, científicos,
investigadores, clínicos, todos ellos buenos conocedores del tema, en
torno a 300 en cada informe. Esto convierte a cada uno de los informes
en un manual de referencia en el campo del tabaquismo, también por su
extensión, que suele estar entre las 500 y 600 páginas de rica
información sobre cada tema analizado.
En el
informe citado analizan distintos procedimientos para el manejo de la
adicción al tabaco como los manuales de autoayuda, intervenciones
clínicas mínimas, intervenciones clínicas intensivas, intervenciones
farmacológicas y programas de salud pública a gran escala. Para
analizar su eficacia comparan cada procedimiento con un grupo de
control. Esto nos indica su eficacia o no eficacia, aunque hay claras
diferencias del impacto y personas a las que se aplican unos y otros
procedimientos, no siendo este el lugar para describirlos (ver un
resumen en la tabla 8). En lo que atañe a las intervenciones clínicas
intensivas, que se refieren a los tratamientos psicológicos y a los
procedimientos psicológicos multicomponentes, se puede apreciar que
resulta eficaz el entrenamiento en solución de problemas, el fumar
rápido, otras estrategias aversivas, la técnicas de desvanecimiento de
nicotina (reducción gradual de ingestión de nicotina y alquitrán) y el
apoyo social. Ello va en la línea de todo lo que llevamos visto hasta
aquí.
Tabla 8.-
Intervenciones eficaces para el manejo de la adicción a la nicotina
del Informe del Surgeon General (2000).
Fuente: USDHHS (2000)
Tipo de
intervención |
La
intervención es |
1. Manuales de
autoayuda |
Eficaz |
2.
Intervenciones clínicas mínimas |
Eficaz |
3.
Intervenciones clínicas intensivas (psicológicas) |
Entrenamiento en solución de
problemas |
Eficaz |
Fumar rápido |
Eficaz |
Otras técnicas aversivas |
Eficaz |
Desvanecimiento de nicotina
(reducción gradual de ingestión de nicotina y alquitrán) |
Eficaz |
Apoyo social |
Eficaz |
4.
Intervenciones farmacológicas |
Chicle de nicotina |
Eficaz |
Parche de nicotina |
Eficaz |
Inhalador de nicotina |
Eficaz |
Spray nasal de nicotina |
Eficaz |
Bupropión |
Eficaz |
Nortriptilina |
Eficaz |
Clonidina |
Eficaz |
5. Programas
de Salud Pública a gran escala |
Programas basados en los medios
de comunicación |
Difícil de evaluar
de eficacia en los
programas de salud pública |
Programas en el lugar de trabajo |
Programas comunitarios |
Programas a nivel de todo un
Estado (EEUU) |
Smoking cessation guidelines for Health
Professionals. A guide to effective smoking cessation interventions
for the health care system (1998).
En
1998 se elaboró en el Reino Unido una guía para dejar de fumar con la
denominación de "A Smoking Cessation Guidelines for Health
Professionals. A guide to effective smoking cessation interventions
for the health care system" (Raw, McNeill y West, 1998), auspiciada
por el Health Education Authority (HEA), organismo responsable en este
país de la Educación para la Salud.. Como su mismo nombre indica, la
guía está orientada básicamente a la atención primaria de salud, no a
todo tipo de intervenciones. Aun así hay una sección, la cuarta,
dedicada a las recomendaciones para los especialistas en dejar de
fumar. Las recomendaciones que indican en esta sección aparecen en la
tabla 9. Como se puede apreciar, las orientaciones van muy encaminadas
al campo médico y, de éste, fundamentalmente a la atención primaria.
Aún así, las técnicas que sugieren (tabla 9) en este apartado son en
gran parte psicológicas (ej., entrenamiento en habilidades de
afrontamiento), lo que llevaría en muchos casos a tener el médico de
atención primaria que derivar a una parte de sus pacientes a un
tratamiento, clínica o unidad especializada en tabaquismo.
Tabla 9.-
Recomendaciones para los especialistas en dejar
de fumar de la Smoking cessation guidelines for Health Professionals.
A
guide to effective smoking cessation interventions for the health care
system (1998)
4. El
apoyo para dejar de fumar intensivo debería poder llevarse a
cabo en grupo, incluyendo entrenamiento en habilidades de
afrontamiento y apoyo social, y debería ofrecerse alrededor de
cinco sesiones con una hora de duración cada una a lo largo de
un mes, seguida de un posterior seguimiento. |
5. El
apoyo para dejar de fumar intensivo debería incluir el
ofrecimiento de, o animar al uso de, terapia sustitutiva de
nicotina y claros consejos e instrucciones de cómo utilizarlo. |
Guía de procedimientos para ayudar a los fumadores a dejar de fumar
del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo (2001)
El
Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo (CNPT) español es una
organización de profesionales del campo de la salud que agrupa en este
momento a 35 sociedades científicas españolas de ámbito nacional más
importantes. A su vez, el CNPT forma parte del European Network for
Smoking Prevention, organización más relevante a nivel europeo, desde
la perspectiva científica y sanitaria, que representa los intereses de
la salud pública ante la Unión Europea y en los distintos foros
existentes sobre tabaco en Europa. El Comité Nacional de Prevención
del Tabaquismo es también quién ha elaborado el Libro Blanco sobre el
Tabaquismo en España, en 1998 (Becoña, 1998), el cual constituye una
referencia imprescindible para conocer la situación del tabaquismo en
nuestro país.
En el
año 2001, el Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo elaboró la
Guía de procedimientos para ayudar a los fumadores a dejar de fumar
(Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo, 2001), la cual
constituye un referente en España sobre qué procedimientos se deben
seleccionar para el tratamiento de los fumadores, elaborada por un
grupo de expertos de distintos campos, representando a distintas
sociedades científicas del CNPT, siguiendo la evidencia científica
disponible sobre el tratamiento de fumadores en la literatura
científica. En la misma, como puede verse en su índice en la tabla 10,
aparecen los distintos abordajes existentes para ayudar a los
fumadores a dejar el hábito, desde el consejo mínimo hasta el
tratamiento farmacológico, psicológico, clínicas, consultas, unidades
o dispensarios especializados y los programas de tipo comunitario.
Dentro del tratamiento psicológico, tal como está bien establecido en
la literatura científica y en la práctica clínica cotidiana, tanto en
España como en otros países, se utilizan los programas
multicomponentes y otros programas que inciden más en los programas de
entrenamiento en habilidades de solución de problemas y prevención de
la recaída. En dicho informe se pone al mismo nivel de eficacia los
tratamientos psicológicos y los farmacológicos, siempre que se lleven
a cabo en un contexto clínico o en un tratamiento especializado.
Tabla 10.- Indice
de contenidos más relevantes de la Guía de procedimientos para ayudar
a los fumadores a dejar de fumar del Comité Nacional de Prevención del
Tabaquismo (2001)
Facilitar el proceso
de que los fumadores dejen de fumar por ellos mismos. |
El consejo mínimo y
el papel de los profesionales sanitarios. |
El tratamiento
farmacológico. |
Terapia sustitutiva
de nicotina. |
Bupropión. |
El tratamiento
psicológico. |
Los programas
multicomponentes. |
Los programas de
entrenamiento en habilidades, solución de problemas y prevención
de la recaída. |
Las clínicas,
consultas, unidades o dispensarios especializados. |
Los programas de tipo
comunitario. |
Task Force sobre promoción y difusión de tratamientos psicológicos de
la American Psychological Association (1998)
Dada
la necesidad en Estados Unidos de evaluar todo tipo de tratamiento, la
división 12 de la Sociedad Americana de Psicología dedicada a la
psicología clínica, puso en marcha desde principios de los años 90 una
Task Force para evaluar la eficacia de los tratamientos psicológicos.
Desde ese momento ha elaborado varios informes, en 1993, 1996 y 1998,
actualizando en cada uno de ellos los tratamientos psicológicos
efectivos para los distintos trastornos, siguiendo unos criterios
metodológicos evaluadores muy estrictos de los estudios publicados
sobre la eficacia de los tratamientos psicológicos. Aquí analizaremos
el último de 1998 (Chambless, Baker, Baucom et al., 1998), que sigue
vigente actualmente (Chambless y Ollendick, 2001).
En
este informe se diferencia entre tratamientos bien establecidos, son
aquellos que cumplen todos los criterios metodológicos y científicos
para estar seguros de que el tratamiento psicológico es eficaz, y
tratamientos probablemente eficaces, aquellos que aún habiendo
mostrado que son eficaces no reúnen todos los estrictos criterios de
evaluación de la eficacia que exige esta evaluación. De este modo, la
guía incluye dentro de los problemas de salud como un tratamiento bien
establecido para el tratamiento de la adicción a la nicotina la
"terapia cognitiva-conductual multicomponente con prevención de la
recaída para dejar de fumar" y como tratamiento probablemente eficaz
la "reducción de cigarrillos programada junto a terapia de conducta
multicomponente para dejar de fumar".
Otras guías
Existen otras guías, como la que se puede ver en www.treatobacco.net,
uno de los portales más importantes sobre el tratamiento de los
fumadores, auspiciado por la OMS, distintos laboratorios farmacéuticos
y asociaciones científicas, que lo que hacen es reproducir las
recomendaciones y conclusiones de alguna de las guías que hemos
comentado anteriormente. También hay otras guías orientadas
específicamente al campo médico, y donde sólo se revisa el tratamiento
farmacológico, no el psicológico, por lo que no las exponemos aquí (ej.,
la auspiciada por la Organización Mundial de la Salud para la terapia
sustitutiva de nicotina, McNeill y Hendrie, 2001).
UTILIZACIÓN DEL TRATAMIENTO PSICOLÓGICO EN ESPAÑA PARA EL TRATAMIENTO
DE FUMADORES
Hoy
en día se dispone de procedimientos psicológicos efectivos para dejar
de fumar, por lo que la utilización del tratamiento psicológico tanto
en España como en otros países está muy extendida. Lo más habitual es
utilizar programas psicológicos multicomponentes. Como se comentó con
anterioridad, éstos constan de tres fases: fase de preparación para el
cambio e incremento de la motivación para dejar de fumar, fase de
abandono, en donde se aplican técnicas de abandono de los cigarrillos,
y fase de mantenimiento de la abstinencia mediante técnicas de
prevención de la recaída, una vez que los pacientes han dejado de
fumar.
La
utilización del tratamiento psicológico está presente en la red
pública a lo largo de toda la geografía nacional. En Unidades de
Tabaquismo específicas, tanto en universidades (ej., la de la
Universidad de Santiago de Compostela), en ayuntamientos (ej., el
Centro de Prevención y Tratamiento del Alcoholismo y Tabaquismo del
Ayuntamiento de Madrid), en asociaciones relacionadas con la salud que
tienen implantación nacional (ej., el programa psicológico de
tratamiento de fumadores de la Asociación Española Contra el Cáncer),
en distintos Hospitales, en Unidades de Atención al Drogodependiente,
en Unidades de Conductas Adictivas cuando tratan específicamente a
fumadores (ej., en la Comunidad Valenciana), en algunas Unidades de
Salud Mental y en un amplio conjunto de dispositivos, incluyendo parte
de programas autonómicos de control del tabaquismo (ej., los de
Andalucía, Galicia, Cataluña, Madrid, Valencia, etc., entre otros).
Lo
mismo se puede afirmar con respecto a cientos y cientos de psicólogos
clínicos que tratan a los fumadores en sus consultas privadas.
Esto
significa que varios miles de fumadores son tratados cada año por
psicólogos, mediante tratamiento psicológico, en España. Nuestra
contribución a que los fumadores dejen de fumar y a que mejore su
salud y la de la población en general es clara, como es claro nuestro
compromiso con la salud, tanto con la salud física como con la salud
mental. También la aceptación del tratamiento psicológico es muy
buena, por una excelente racionalidad interna, su tratamiento no tiene
efectos secundarios, su eficacia es alta, especialmente en los
tratamientos clínicos, es un tratamiento muy eficiente en los
programas comunitarios mediante folletos, manuales, teléfono, etc.
Todo
lo anterior se ve también reflejado en el gran número de trabajos de
evaluación de la eficacia del tratamiento psicológico que se realiza
en España, o el desarrollo de nuevos tratamientos, los cuales podemos
ver sistemáticamente publicados tanto en revitas nacionales (ej.,
Buceta y López, 1989; Capafóns et al., 1992; Secades et al., 1999)
como internacionales (ej., Becoña y Vázquez, 2001; López y Gil-Roales.,
2001) especializadas de psicología clínica, de salud mental o de
conductas adictivas o drogodependencias. Todo ello muestra la gran
vitalidad del tratamiento psicológico en España.
BARRERAS EXISTENTES PARA UNA MAYOR DIFUSIÓN DEL TRATAMIENTO
PSICOLÓGICO PARA LOS FUMADORES EN ESPAÑA
El
tratamiento psicológico, por todo lo expuesto hasta aquí, no solo es
muy efectivo sino que también es eficiente. En muchos casos es el
tratamiento de elección, especialmente cuando los fumadores tienen una
alta dependencia de la nicotina o acuden a un tratamiento
especializado para dejar de fumar. En nuestra consideración, los
motivos o barreras, actualmente existentes para que no haya una mayor
difusión del tratamiento psicológico en España, son cinco:
1. La
situación de la psicología clínica en España dentro del sistema
sanitario.
2. La
no publicitación sistemática de los tratamientos psicológicos
efectivos para los distintos trastornos en los que ha mostrado ser
eficaz la psicología, tanto referido a la adicción a la nicotina como
a otros trastornos.
3. La
publicitación, a veces sesgada, de la eficacia de la terapia
farmacológica para cualquier tipo de trastorno, omitiendo tratamientos
eficaces alternativos y la financiación sistemática de estudios que
van en su línea, omitiendo otros, como es claro en el caso de los
fármacos para dejar de fumar en España.
4.
Los claros intereses de la industria farmacéutica que tratan de vender
sus productos por encima de todo, sin considerar la existencia de
otros procedimientos alternativos igual o más eficaces que los
farmacológicos.
5. El
deseo de los fumadores de dejar de fumar con el mínimo esfuerzo.
Respecto a la situación de la psicología clínica dentro del sistema
sanitario español es mucho lo que se ha avanzado en las últimas
décadas con la implantación de los psicólogos en el campo de la salud
mental, drogodependencias, servicios sociales, etc. Pero todavía
estamos muy lejos de llegar a la implantación que se debería tener de
acuerdo a la potencia y eficacia de nuestras técnicas terapéuticas en
distintos trastornos físicos (ej., cefaleas tensionales), mentales (ej.,
depresión) o comportamentales (ej., adicción a la nicotina). En los
países más avanzados la psicología clínica y de la salud es uno de los
pilares del sistema sanitario porque soluciona problemas y permite
reducir costes. Habrá que seguir avanzando en esta vía, especialmente
demostrando la eficacia de nuestros tratamientos e implantarlos
efectivamente.
Un
ejemplo de lo anterior es la utilización cada vez mayor del término de
apoyo psicológico en el campo médico, pero no conducido por un
psicólogo, sino por un profesional de la medicina u otro tipo de
profesional no psicólogo. En cambio se entiende que el apoyo médico no
lo proporciona nadie más que el médico o el apoyo farmacéutico nadie
más que el farmacéutico, etc., lo cual nos parece correcto en estos
casos. E, incluso cuando el tratamiento psicológico lo lleva a cabo un
psicólogo, en un contexto médico, nos encontramos con frecuencia,
tanto en publicaciones como en presentaciones en congresos médicos en
España, que hay por una parte tratamiento farmacológico y por otra
apoyo psicológico, con la pretensión de diferenciar que lo que permite
ser eficaz es el tratamiento (farmacológico, claro) y que el apoyo
(psicológico) va unido al tratamiento farmacológico pero que no queda
claro que sea del todo necesario. En cambio, la evidencia empírica
sobre el tratamiento de fumadores, como hemos revisado extensamente
hasta aquí, nos muestra más bien todo lo contrario o, como mínimo, el
mismo nivel de eficacia.
Otra
barrera tiene que ver con la no publicitación sistemática de los
tratamientos psicológicos efectivos para los distintos trastornos en
los que ha mostrado ser eficaz. A diferencia del campo psicológico, en
el campo médico, especialmente por parte de los laboratorios
farmacéuticos, se hacen campañas sistemáticas en revistas
especializadas de medicina (ej., Jano, El Diario Médico, etc., etc.,
como ejemplos bien conocidos en España), así como en los medios de
comunicación de masas sobre las bondades de sus tratamientos, junto a
la financiación directa de revistas especializadas, congresos, etc.,
lo que crea una inflación de información en un sentido para anular
otras.
Lo
anterior tiene que ver con la tercera barrera, ésta muy importante, la
publicitación, a veces sesgada, de la eficacia de la terapia
farmacológica para cualquier trastorno o enfermedad, omitiendo
tratamientos eficaces alternativos y la financiación sistemática de
estudios que van en su línea, sin que exista una financiación paralela
para la evaluación del tratamiento psicológico. Son muchos los
ejemplos que se pueden poner y que se pueden encontrar analizando las
revistas españolas. No todas se han adherido al acuerdo de Framington,
y esto lleva a un sesgo de la información y a pensar que todo lo
publicado es igualmente válido, cuando ello no siempre es así.
Sistemáticamente se indica la eficacia de los tratamientos
farmacológicos en las revistas de medicina, en los anuncios dentro de
las mismas, auspiciados por laboratorios con intereses en fármacos
para dejar de fumar. Cualquier tratamiento que no sea farmacológico se
omite o se trata bajo la rúbrica de "otros tratamientos no
farmacológicos", no apareciendo lo psicológico por lugar alguno, como
si no existiese. Pero existe y es muy eficaz y eficiente.
Pero
esta publicidad puede ir un poco más allá, cuando se pone en marcha
los claros intereses de la industria farmacéutica de vender sus
productos por encima de todo, y con una estrategia que pasa de los
comerciales a los científico-comerciales. Un claro ejemplo lo podemos
ver en España en alguna revista biomédica dedicada específicamente al
tabaquismo, como también ocurre en otras, donde en su portada aparece
expresamente "Con la colaboración de..." y el nombre de un laboratorio
farmacéutico que es quien la financia y que coincide que ese
laboratorio financiador dispone de un fármaco para el tratamiento de
fumadores. La misma sirve para ocupar un lugar que no podría tener una
revista autofinanciada, pero donde es posible publicar los artículos
en una clara línea de tratamiento farmacológico. Los psicólogos
sabemos mucho del comportamiento humano y de como se puede llevar el
comportamiento hacia un lado o hacia otro con refuerzos adecuados.
Este es un buen ejemplo desde la perspectiva psicológica, y más
específicamente conductual.
Y,
finalmente, tenemos que reconocer, que una importante barrera a la
mayor implantación del tratamiento psicológico es el deseo de los
fumadores de dejar de fumar con el mínimo esfuerzo. Esto se ve
reforzado por la publicidad de que con una pastilla se pueden dejar de
fumar sin ningún esfuerzo. En la práctica esto no es del todo cierto y
luego vienen las frustraciones. Un artículo reciente publicado en la
revista JAMA (Pierce y Gilpin, 2002) indica como en el estado de
California la terapia sustitutiva de nicotina utilizada por parte de
los fumadores, por su cuenta, es ya totalmente inefectiva. Es uno de
los efectos de la utilización inadecuada de procedimientos
terapéuticos fuera de dicho contexto terapéutico.
Nos
corresponde a todos educar también a los fumadores sobre los mejores
tratamientos que les pueden ayudar a dejar de fumar. Disponemos, por
suerte, de distintas alternativas terapéuticas. Se les puede ayudar
efectivamente a dejar de fumar, pero no les podemos crear falsas
expectativas sobre su proceso de abandono.
CONCLUSIÓN
Hoy
disponemos de una gran cantidad de información sobre la eficacia de
los distintos tratamientos para dejar de fumar. Este es un hecho
positivo para hacer frente a una epidemia tabáquica, que es
responsable de más de 50.000 muertes prematuras en España cada año.
También, se puede afirmar que disponemos de tratamientos efectivos
para ayudar a los fumadores a dejar de fumar. Los tratamientos
psicológicos, tanto sean aplicados en un formato clínico intensivo, en
formato de autoayuda (folletos, manuales, consejo telefónico, correo,
etc.), o en programas comunitarios, es un tipo de abordaje terapéutico
no sólo eficaz sino también eficiente.
Desde
hace casi 50 años el tratamiento psicológico específico para los
fumadores, mediante técnicas conductuales y cognitivas efectivas, ha
venido utilizándose eficientemente para tratar a los fumadores,
especialmente en contextos clínicos, en grupos de tratamiento
estructurados, y en otros abordajes, donde destacan los comunitarios (ej.,
manuales de autoayuda), especialmente en los países más desarrollados.
En nuestro país, aunque de modo más lento, el tratamiento psicológico
se viene aplicando de modo efectivo desde principios de los años 80
hasta el momento presente por un buen número de psicólogos en
distintos dispositivos, centros, unidades, etc. Hoy existe una amplia
experiencia en la aplicación de dicho tratamiento por un gran número
de profesionales de la Psicología a lo largo de toda la geografía
nacional.
La
eficacia del tratamiento psicológico es clara, como hemos ido
analizando, a través de las distintas fuentes de la literatura
científica, como son las revisiones, los meta-análisis, las guías
clínicas, las guías de organismos internacionales, nacionales o de
evaluación, etc. En los últimos años, con el surgimiento de
tratamientos farmacológicos se está creando la falsa sensación en los
medios de comunicación, en distintos ámbitos sanitarios, y en el
contexto social, de que con el tratamiento farmacológico se puede
solventar el problema de la adicción a la nicotina. El tratamiento
farmacológico es una ayuda, es un tipo de tratamiento, pero no es la
solución al problema en muchos casos.
El
componente psicológico es esencial en este problema. Los problemas de
comorbilidad asociados a la adicción o dependencia de la nicotina son
frecuentes en los fumadores que acuden a tratamiento, y en muchos
casos sin tratamiento psicológico, sea solo o combinado con otro
farmacológico, va a ser difícil o imposible que la persona deje de
fumar. El abordaje psicológico es una ayuda inestimable y básica, sólo
o combinado con tratamientos farmacológicos, para que los fumadores
dejen en mayor número de fumar o con un menor grado de dificultad. Es
más, sólo con el tratamiento psicológico es posible dejar de fumar;
mientras que sólo con el tratamiento farmacológico es completamente
inhabitual, a menos que se le añadan componentes adicionales de
consejo. Por ello, el tratamiento psicológico se convierte en un
elemento imprescindible para el abordaje de los fumadores,
especialmente cuando el tratamiento se realiza en un contexto clínico
donde se aplica un tratamiento estructurado, con un determinado número
de sesiones o cuando es necesario optimizar la intervención para que
la persona fumadora deje de fumar.
La
presión de la industria farmacéutica en aras de aumentar la venta de
sus productos para dejar de fumar, la publicidad de los mismos
(incluso en TV), y sus campañas de venta, llevan a una distorsión
pública sobre la eficacia de los distintos tratamientos. Sin embargo,
la evidencia científica no dice exactamente eso. Además puede
entenderse que hay un intento de silenciamiento o minusvaloración del
tratamiento psicológico, mediante la inclusión de alguna denominación,
cada vez más utilizada en España, que no en otros países, como la de
"apoyo psicológico" que nada tiene que ver con lo que es el
"tratamiento psicológico" que lleva a cabo un psicólogo formado
específicamente para aplicar un tratamiento con el fin de ayudar a las
personas a dejar de fumar.
Dado
que los aspectos motivacionales son determinantes para que las
personas acudan a tratamiento y participen en el mismo, los psicólogos
hemos desarrollado técnicas específicas para favorecer el abandono del
hábito de fumar (ej., la entrevista motivacional y las técnicas
motivacionales) y para evitar las recaídas una vez que han dejado de
fumar (para lo que se han desarrollado las técnicas psicológicas
específicas de prevención de la recaída). El manejo de la motivación
tiene un papel determinante en las técnicas de tratamiento
psicológico, dentro de cada una de las fases por las que tiene que
pasar el fumador para dejar de fumar: concienciación y motivación para
el cambio, tratamiento y abandono del tabaco y prevención de la
recaída. De ahí que el tratamiento psicológico sea una de las
elecciones esenciales para el tratamiento de los fumadores y que ello
explica en gran medida la alta eficacia que obtiene con sus
intervenciones terapéuticas.
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